Biblioteca Popular José A. Guisasola





En el bosque viven pájaros, ciervos, conejos, bichitos... y cinco brujas muy extrañas. Todas las noches se reúnen. Pero no para cenar sopa de sapo, ni para reírse, ji, ji, ji, con fría risa de bruja. Tampoco se juntan para hacer maldades.

Las brujas tocan música. Forman una orquesta. No tienen instrumentos, así que los inventan.

La bruja Mara es dueña de un burro de sonrisa gigante. Los dientes de ese burro son como teclas. Cada noche, por un rato, Mara transforma a su burro en un piano.

La bruja Mere convierte su escoba voladora en una guitarra.

La bruja Miri transforma su varita mágica en una flauta.

La bruja Moro convierte a su gato en un violín.

Y la bruja Muru pone su caldero boca abajo, y lo golpea con dos cucharas, como si fuera un tambor.

Las brujas no lo saben, pero cada vez que hacen música tienen público.

Pájaros, ciervos, conejos, bichitos las escuchan escondidos y bailan hechizados. De todas partes llegan bandadas silenciosas de lechuzas y mariposas.

El bosque está de fiesta por unas horas. Porque después, todo se desbarajusta.

El piano de Mara empieza a sonar desafinado. En vez de tocar música, rebuzna.

Y el violín de Moro maúlla y pone los pelos de punta.


Animales y brujas se tapan las orejas mientras esperan que el piano-burro se empaque, no quiera tocar más y se vaya a masticar pasto.

Y que el violín-gato de Moro trepe a la rama de un árbol de un salto.

Y que la guitarra-escoba de Mere levante vuelo y se vaya a barrer nubes.

Y la flauta-varita vuelva a ser mágica y transforme a la bruja Miri en elefante, barco, dragón, o cualquier cosa, hasta que ella deje de soplarla.

El caldero de Muru, por suerte, nunca se va ni hace ruidos estrafalarios. Pero cada vez suena peor porque de tanto golpearlo ya tiene agujeros. ¿Cómo hará Muru para cocinar en él?

Por todos esos inconvenientes, las cinco brujas abandonan su idea de hacer una orquesta. Y el bosque queda más callado que nunca. Los pájaros, ciervos, conejos, bichitos, lechuzas y mariposas se aburren. Hasta que se les ocurre una idea. Con la madera, frutos, semillas y otros elementos del bosque construyen instrumentos verdaderos. Y se los regalan a las brujas músicas.

Ahora, las brujas cada noche encantan con su música el bosque.


Ahora, muy pocas veces, casi nunca, solo cuando las brujas están cansadas, cansadísimas, y no tocan bien o ya no saben lo que tocan, el violín parece maullar, el piano rebuznar, la guitarra raspar, la flauta parece estar tocada por un dragón, y el tambor suena como caldero de bruja.

¿Pero eso no les pasa alguna vez a todas las orquestas?




© Graciela Repún


FIN



Visto y leído en:

A ver que ves 3 - Libro de lectura - © Santillana S.A.
https://issuu.com/santillanaargentina/docs/a_ver_que_ves_3_alumno
https://get.google.com/albumarchive/113468869437108373153/album/AF1QipPEFPbX43H_ipCnW5Cd5RnzchWOPc_gFsjMILYq




 


“La lectura abre las puertas del mundo que te atreves a imaginar"

"Argentina crece leyendo"


Créditos: Garabatos sin © (Adaptación de Plantillas Blogger) ❘ Ilustraciones: ©Alex DG ©Sofía Escamilla Sevilla©Ada Alkar

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